La vitamina A, es soluble en grasas y a diferencia de las vitaminas solubles en agua (vitaminas del complejo B y Vitamina C), se pueden acumular en el tejido adiposo. Esta vitamina interviene en la formación y mantenimiento de células epiteliales (ejemplo células que conforman la piel), necesaria para el desarrollo y crecimiento óseo, regulación de piel y mucosas.
Se conoce como retinol ya que genera los pigmentos necesarios para el adecuado funcionamiento de la retina, jugando un papel importantísimo para la buena visión, principalmente con la luz tenue. Además la vitamina A, tiene función antioxidante, que es determinante, para controlar la oxidación de los tejidos producida por la carga de radicales libres, que generan daños a nivel arterial, ocular, favorecen el desarrollo de tumores y el envejecimiento prematuro. La vitamina E es un antioxidante por excelencia, previene reacciones de peroxidación, que es el enranciamiento de los lípidos. Protege la integridad de las membranas celulares, ayuda al crecimiento del cabello y al mantenimiento del sistema circulatorio.
La unión de la vitamina A con la vitamina E, produce una sinergia que facilita su absorción y potencia sus funciones, además de neutralizar y facilitar la eliminación de la carga tóxica producida por los radicales libres.